Siembran la esperanza por sus desaparecidos en memorial
Perla Reséndez
VICTORIA, Tam.- Enclavado en el parque La Loma, en ciudad Victoria, se encuentra en un espacio de poco más de una hectárea, un memorial para representar a las personas que en Tamaulipas han desaparecido.
Único en su tipo en la entidad, la idea de esta “Memoria Viva” surgió de la “Red de Desaparecidos en Tamaulipas, A.C.”, fundada por Josefina de León, quien busca a su hija Cinthya Mabel Pantoja de León, desaparecida el 22 de abril del 2012, cerca de Victoria.
Tamaulipas ocupa el segundo lugar con 12,663 personas desaparecidas o no localizadas del país, solo después de Jalisco que suma 14,978 desaparecidos, y al igual que en todo el país, las familias se organizan para buscar a sus padres, hijos, hermanas, amigos.
El colectivo además de organizar estas búsquedas en vida y en campo para dar respuesta a desapariciones de larga data, acompañan a las familias en el proceso legal para que se llegue a la verdad de lo que ocurrió con sus familiares.
Pero además, se trabaja para que las autoridades hagan lo suyo y logren la identificación de las personas desaparecidas en Tamaulipas, acompañando a las familias víctimas para que reciban una atención integral y en la exigencia de la justicia y la reparación del daño.
Aquí en “La Loma”, lo que han hecho, según comenta el señor Antonio Sánchez, es sembrar un árbol por cada familiar desaparecido, hasta ahora hay 120 árboles
que cuentan con su sistema de riego, mismo que fue donado por una organización internacional, pues no cuentan con recursos propios.
“La finalidad es que las familias tengan un lugar para venir a reunirse, platicar sus experiencias, sus dolores, alegrías no hay; sembrar un arbolito significa sembrar una esperanza de que algún día encontraremos a nuestros hijos”.
Este espacio va más allá y su significado es aún mayor, pues a estas familias que antes eran desconocidas, hoy las une la tragedia y al reunirse cada mes para ver los temas de la asociación y convivir en este espacio verde que han construido, hoy son una gran familia.
“Las raíces al encontrarse por abajo, van a ser mucho más fuerte este memorial, esta unión entre las familias, que significa no perder la fe, contribuir a la naturaleza y que las familias estén más unidad”.
El señor Antonio Sánchez es quien se encarga del cuidado de este espacio y lo hace con amor, responsabilidad y gran cuidado. Recuerda que concluía el sexenio del entonces gobernador Egidio Torre Cantú, cuando la Red de Desaparecidos presentó el proyecto para que les permitieran utilizar este espacio dentro del parque urbano para la siembra de arbolitos y desde esa fecha, los árboles han ido creciendo con paciencia y amor de cada una de las familias.
Cada familia tiene uno o dos árboles, dependiendo del número de desaparecidos y se ha puesto el nombre del familiar y la fecha de ausencia en cada uno, aunque al acudir a regarlos o abonarlos, no hay distinción, los cuidados son para todos por igual, pues incluso, aunque el colectivo representa a alrededor de 150 familias, algunas han tenido que emigrar del estado.
Con propios medios, han puesto el alambrado alrededor del espacio que les ha donado el Gobierno del Estado para este Memorial y así cuidar de mejor manera los arbolitos, por lo que su siguiente paso es conseguir les donen alrededor de 40 plantas “copa de oro” para sembrar alrededor del alambrado y enmarcar el espacio.
En la entrada de este Memorial habrá un arco con el nombre del memorial “Memorial Viva” hecho de madera, luego una pequeña cabaña realizada con madera de capote, donde se puedan proyectar algunas fotografías del trabajo que como colectivo llevan a cabo.
Pero también una estatua en representación de las personas desaparecidas, que estaría a la intemperie, por lo que buscan algún artista que pueda diseñarla con materiales duraderos y la done para exponerla en este memorial.
Esperan que este tipo de memoriales se replique en todo el estado, que en cada municipio se puedan sembrar árboles con los nombres de las personas desaparecidas, para recordar que aún se les busca, para recordar a los gobiernos y a todas las personas, que aún faltan ellos y que hay personas que los están buscando y esperan en casa.
La tragedia los convirtió en una gran familia
A las búsquedas no todos pueden asistir, pasan los años y las fuerzas en el cuerpo van menguando, pero no así en el corazón que no deja de latir con la esperanza de volver a ver al familiar amado.
Es el caso de María Elena Candelaria Zúñiga Castro, quien busca a su hijo Renato Castillo Zúñiga quien desapareció el 25 de enero del 2015; hoy asistió a la reunión acompañada de su hija, pero no pudo subir a ver el arbolito sembrado en honor a su hijo.
Sonia Macarena de la Garza Castillo pese a la pena de no localizar aún a su hija Byanca Yamilette Durham de la Garza, desaparecida el 27 de junio del 2013 en Victoria, no pierde la fe y anima a sus compañeros.
También ya con su salud menguada por la pena y la angustia de no saber, María del Pilar Martínez Villanueva, busca a su hijo Juan Antonio Quiñones Martínez, desaparecido el 22 de junio del 2013 a la edad de 26 años en la carretera Victoria-Tampico.
Esta tragedia la unió a Aracely Solís, a quien hasta ese momento no conocía, pero que es madre de Miguel Ángel Solís Guerrero de 27 años de edad, amigo de su hijo y con quien viajaba el día que desapareció.