Yamil Peralta se entrena en su casa para llegar a Tokio
Reuters
BUENOS AIRES, Arg.- Tumbado sobre una tabla de madera, Yamil Peralta eleva una pesa que ha construido con dos baldes rellenos de cemento solidificado. El esfuerzo que realiza es considerable ya que antes golpeó repetidamente una rueda de camión con una barra de hierro.
Durante la pandemia del nuevo coronavirus que se cierne sobre Argentina, el boxeador olímpico ha transformado el patio trasero de su vivienda en la localidad bonaerense de José C. Paz en un improvisado gimnasio al que prácticamente no le falta nada.
Sobre otra gran cubierta de goma salta para ejercitar los gemelos y una rueda de carretilla a la que insertó una pequeña barra que agarra con ambas manos le permite deslizarse hacia delante y hacia atrás sobre el suelo, trabajando brazos y dorsales.
“Esto es una manera de no darme por vencido, de seguir con la meta, enfocado en lo que quiero”, dijo Peralta, de 29 años, a The Associated Press.
La meta del peso pesado, de cerca de 1,90 metros (6,3 pies) es lograr una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados a 2021, y representar por tercera vez a su país en una justa olímpica.
A falta de un lugar adecuado para entrenar durante la cuarentena vigente desde el 20 de marzo, lo hace en su vivienda con elementos que él mismo construyó luego de cumplir diariamente su trabajo de supervisor en una empresa recolectora de basura.
El boxeador compitió en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, donde obtuvo sendos diplomas olímpicos. De cara a Tokio debe conseguir la clasificación en un preolímpico cuando se reanude la actividad oficial.
“Pero no tiene fecha…no sabemos lo que va a pasar”, señaló.
El púgil fue medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. También obtuvo el tercer puesto en el mundial de boxeo de Almaty, Kazajistán, en 2013 y la medalla de oro en los Juegos Odesur de Santiago 2014.
Además, es campeón latino (2019) y sudamericano (2020) en la categoría peso crucero del Consejo Mundial de Boxeo.
Peralta contó que, luego de pelear en febrero en el Future Champions celebrado en Medellín, Colombia, estaba preparándose “con todas las energías” para el Preolímpico de las Américas, previsto para fines de marzo en Buenos Aires, que daba los boletos para Tokio.
Pero el aislamiento y el cierre de actividades que trajo aparejados el COVID-19 alteró sus planes.
La pandemia le hizo sentir que “se terminaba el mundo” porque no tenía nada con qué entrenar.
“Me compré una bolsa de cemento; acá tenía arena; agarré un par de fierros, baldes y empecé a armar cosas para que no me agarrara desprevenido lo que se venía”, explicó señalando los elementos improvisados en el patio lleno de plantas de la casa de sus suegros, a unos 40 kilómetros de la capital. Allí vive junto a su novia Ayelén Caro, profesora de biología.
Buenos Aires y las localidades cercanas son focos del nuevo coronavirus que ha contagiado hasta ahora a cerca de 180.000 personas en Argentina y causado la muerte a más de 3.200.
El entrenamiento comienza por la tarde, luego de completar su tarea en la empresa donde supervisa que los camiones realicen adecuadamente la recolección de residuos. Es un trabajo que consiguió en los últimos meses y le permite subsistir ya que como boxeador profesional — desde 2018 — no obtiene ingresos por la paralización de la actividad.
A veces está tan cansado que se duerme mientras está cenando.
“Hay días que digo: ’para qué me mato haciendo esto; si todavía no sabemos si se acaba el mundo mañana, si voy a llegar o no”, se lamentó.
Pero entrenar le recarga las energías. “Descargo con toda la furia y me voy a acostar mansito”, sostuvo.
Una pequeña luz se vislumbra en el horizonte, luego de que la Federación Argentina de Boxeo anunciara recientemente que las autoridades aprobaron el protocolo para el entrenamiento y la práctica del boxeo en forma gradual.