Investigan más de mil 300 denuncias por casos de tortura
Perla Reséndez
VICTORIA, Tam.- El delito de tortura en Tamaulipas desde el 2015 ha generado más de mil 300 denuncias y 2 mil víctimas, de acuerdo con datos de la entonces Procuraduría, hoy Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas.
En respuesta a la solicitud de información 156420 presentada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, se informa que en 2015 se recibieron 181 denuncias, mientras que un año después, el número se incrementó a 233 denuncias recibidas, sin embargo, nueve fueron archivadas.
En 2017, las autoridades recibieron 210 denuncias más por este delito, de las cuales, 11 fueron archivadas, mientras que, en 2018, el número disminuyó, sin embargo, fueron 180 las denuncias recibidas por este delito y seis fueron archivadas.
Para el 2019 las denuncias en las agencias del Ministerio Público fueron 464, el número más alto registrado desde el 2015 por el delito de tortura y con corte al 13 de febrero del 2020, ya se tenían 35 carpetas de investigación iniciadas por la misma causa.
En cuanto al número de víctimas que se tienen registro y que corresponden a las investigaciones iniciadas y carpetas integradas por ese delito, son 2 mil 011, en ese periodo de tiempo.
Se trata de mil 710 hombres, 154 mujeres y 147 personas más de las que no fue determinado el sexo de las víctimas.
En respuesta a otra solicitud de información con número de folio 129620, se especifica que entre 2018 y 2019, en la Unidad Especializada en la Investigación del Delito de Tortura, se recibieron 168 carpetas de investigación, donde en la narración de los hechos se indica que los presuntos imputados serían policías estatales.
También se recibieron seis carpetas más donde se imputa directamente a policías federales en esos mismos años (2018-2019), que a su vez se remitieron en incompetencia a autoridades federales.
En abril del 2021, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) giró la recomendación 18/2021 a la Fiscalía General de la República (FGR) por la posible tortura a dos ciudadanos por parte de la Policía Federal Ministerial de Tamaulipas.
Los hechos habrían ocurrido en enero del 2015, cerca del mediodía, cuando los dos hombres fueron detenidos en sus domicilios y golpeados entre siete u ocho personas vestidas de civiles, que portaban armas largas y cortas, quitándoles el pantalón para arrojarles agua y colocarles “una chicharra” (instrumento para dar descargas eléctricas) en el año y el pene.
Otra recomendación, la 41/2021, fue dirigida al titular de la Secretaría de Marina (Semar), al acreditar las violaciones a los derechos humanos de una persona víctima de detención arbitraria, retención arbitraria y tortura en Matamoros, en la que se señala como responsables a elementos navales.
Los hechos se registraron el 29 de septiembre del 2017 y la víctima señala que 12 marinos lo detuvieron cuando se dirigía al domicilio de su madre, lo subieron con los ojos vendados y esposado a otro vehículo, lo golpearon, amenazaron con privarlo de la vida, lo obligaron a inhalar cocaína y realizar cuatro disparos al aire.
Además de violencia física, ejercieron tortura psicológica, pues lo amenazaron con “tablearlo” y “violar a su esposa”, hasta que fue llevado a la entonces Procuraduría General de Justicia de Reynosa.
De acuerdo con la Comisión Mexicana de Defensa y Protección de los Derechos Humanos (CMDPDH), en México se ha comprobado que la tortura es una práctica recurrente y generalizada, utilizada como método de investigación y obtención de confesiones, así como la fabricación de culpables.
Además se ha detectado que ciertos contextos favorecen la tortura como la detención arbitraria y el arraigo, identificando con el uso del Protocolo de Estambul y otros estándares internacionales, tres tipos de tortura, física, psicológica y sexual.
En cuanto a la tortura física destacan prácticas como la asfixia, descargas eléctricas, golpes, tortura por disparo de arma de fuego, entre otras; para la psicológica, se incluyen las amenazas, insultos; mientras que la tortura sexual incluye descargas eléctricas en genitales, desnudez forzada, tocamientos y violación sexual.