Firmas

La talacha

Francisco Cuéllar Cadona

Las sucias campañas

En estas campañas para elegir alcaldes, diputados locales y federales, nos ha permitido ver y entender que la política, vista desde los partidos, los candidatos y sus simpatizantes, es atacar, desprestigiar, denigrar, descalificar, mentir, engañar y ventilar frustraciones.

Por parte del gobierno, en sus tres niveles, para mantenerse en el poder a través de sus candidatos, creen que tienen el derecho de amenazar, amedrentar, coaccionar, intimidar y

usar el dinero publico para corromper, sobornar y hasta usar las instituciones de justicia para eliminar a los adversarios.

Estas campañas nos están mostrando el verdadero rostro del poder y de la clase política nacional y local; viven una descomposición total; olvidaron y perdieron los valores y la ética del servicio público, y han colocado por encima de todo, sus intereses grupales y personales.

Las propuestas son pocas, la basura, y el lodo que se lanzan es mucha. Esto, en lugar de sembrar en la gente el espíritu de la participación, la alejan y provocan en esta, nauseas y repudio, además del desinterés de ir a la urna a emitir su voto.

Estas campañas, han permitido también a los partidos mostrarnos a lo peor de sus líderes y sus candidatos: hombres y mujeres impresentables, de reputaciones cuestionadas, tipos sin escrúpulos, sin principios ideológicos o éticos, ex presidiarios; muchos sujetos a proceso de investigación por conductas ilícitas.

“Es lo que hay”, cínicamente han respondido algunos dirigentes, justificando a sus cuadros.

La política, el poder, las campañas, no pueden continuar así.

Ahora que termine este proceso, que muchos están pidiendo a gritos que acabe lo más pronto posible, debe de replantearse la forma de hacer política. Este debate ya se está dando en otros países, sobre todo en aquellos donde las democracias están consolidadas, como Nueva Zelanda, Suecia, Finlandia o Noruega.

Ellos tocaron fondo en la lucha politica y las formas de hacer campañas. Ellos vivieron estos procesos desaseados como los que estamos viendo en México. Sus congresos, legislaron leyes para que los órganos electorales redactaron códigos de ética y obligaron a los partidos a designar candidatos de probada integridad. Además hicieron reglas y normas para que las campañas no se convirtieran en circos o carnicerías mediáticas.

Son tiempos y momentos de empezar a cambiar todo. La política, y el poder cayeron en niveles de degradación que son insostenibles. México, y menos Tamaulipas no pueden continuar así.

Talachazos

Oscar Almaraz, ya hizo campaña en Mainero y en los municipios donde los autodefensas tamaulipecos tenían prohibido al PAN placear a sus candidatos. Sólo tenían permiso de entrar los candidatos de Morena y el PRI, pero por alguna poderosa razón, Oscar Almaraz ya entró y no le fue nada mal. En Tamaulipas, todo pasa y las cosas más raras de un día para otro, se pueden ver como normales.  Tamaulipas, es el Estado donde pasa todo, y no se dice nada.

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