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La Talacha

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Por Francisco Cuellar Cardona

La muerte del PRI

Cuando Gabriel Zaid, escribió en los años ochentas su premonitorio libro: “Adiós al PRI”,
donde daba cuenta que el entonces partidazo dejaría el poder, le faltó agregar que tras este acontecimiento, llegaría para este partido, no solo el final, sino también su muerte electoral.
Habrá algunos priistas, de esos auténticos que aun creen en él y que se aferran a su fin que digan lo contrario; pero día tras día, sus dirigentes abonan y hacen todo lo posible para
cambiar las siglas del PRI, por RIP ( Requiescat in pace, que significa, descanse en paz en latin).
El tricolor, desde que dejó el poder en el 2000, y luego en el 2018, ha ido perdiendo la vergüenza, la dignidad y el honor: sus líderes, mezquinos como fueron siempre, traicionaron y se sometieron al poder olvidando a la militancia.
En Tamaulipas, desde que se vendieron al PAN en el 2016, los dirigentes partidistas han dado un espectáculo bochornoso y de sumisión que hoy los tiene al borde de la muerte, de la que difícilmente se recuperaran en los próximos diez años.
El final del partido, sin embargo, empezó a escribirse aquel 26 de octubre del 2018, cuando la neolarendese, Yalheel Abdala fue nombrada por el PAN (sí, así fue) dirigente estatal del partido.
Desde la dirigencia empezó a dinamitar la estructuras del partido y lo poco que quedó, lo puso a servicio del panismo, descarándose a finales del 2021, donde terminó siendo la candidata azul para la alcaldía de Nuevo Laredo, que finalmente perdió por culpa de sus traiciones.
En los números, durante la pasada elección el PRI sacó cerca de 128 mil votos, por los que el PAN ha iniciado una lucha desesperada para quedarse con ellos, de ahí su ambición desmedida por amarrar la alianza con el PAN-PRI-PRD, que según se dice, ya está concretada, y que según los críticos, marca el final de su vida política.
Para el escenario electoral del 2022, chocaron dos corrientes al interior del partido: los que quieren la alianza y los que están en contra de ella: Edgardo Melhem, actual diputado y presidente estatal se mantuvo firme contra la alianza, pero algo pasó esta semana que concluyó, cuando sorpresivamente votó a favor por el reemplacamiento en el Congreso del Estado, sumándose a la propuesta de los diputados de Acción Nacional. Este hecho fue considerado por la militancia y los actores tricolores como el fin del PRI. El último grupo de resistencia fue sometido, y ahora el PRI y todo su cascajo son oficialmente patrimonio panista.
En la elección del 2022, donde seguramente no gana la alianza, según vaticinan las encuestas, el tricolor como partido llegará muerto, sin líderes, sin militancia y sin dignidad.
Los pronósticos dicen que el otrora poderoso será un cadáver electoral, al que sus líderes entregaron al enemigo en el 2016, pero que desde el año 2000, empezó el principio del fin que una vez en su extraordinario libro adelantó que sería echando del poder, en el que estuvo desde 1929.
Falto poco para corroborar ese pronóstico.

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