Firmas

Procesos políticos

Procesos Políticos

Calicante

Óscar Pineda

Y tu te das tu lugar ¿o le pides a otros que te lo den?

Hace unos años conocí a Majo, una mujer brillante por dentro y por fuera. Alegre, ecuánime y como decimos los norteños, echada para adelante.

Coincidimos de vez en cuanto en reuniones de amigos y casi siempre terminamos extendiendo la conversación hasta entrada la madrugada.

Una vez, en una de esas reuniones, una de las invitadas dijo algo que atrapó inmediatamente la atención de Majo: “Yo lo único que le pido a mi marido es que me de mi lugar”. No terminaba de completar el relato cuando la interrumpió Majo.

¿Cómo has dicho? ¿Qué te de tu lugar?, preguntó con ese tonito inquisidor que a muchos disgusta.

No querida, él no tiene por qué darte tu lugar; tu lugar te lo debes dar tu y solo tu.

Aunque confieso que al principio me sentí incómodo por la intromisión de mi amiga Majo, reconozco que su dicho me hizo reflexionar toda la noche.

Y es que, en efecto, no debemos esperar a que nadie nos de el lugar que merecemos, ese nos lo tenemos que dar nosotros mismos.

Muchas veces, consciente o inconscientemente, esperamos que los demás nos respeten cuando nosotros mismos no hacemos nada por respetarnos y entonces viene la tan trillada frase “ES QUE NO ME DA MI LUGAR”.

El problema es que vamos cediendo espacios esperando que los demás hagan por nosotros lo que solo es responsabilidad nuestra.

No podemos esperar que los demás nos respeten si nosotros no nos respetamos.

Debemos partir del principio de saber que cada uno de nosotros somo seres importantes, valiosos, únicos e irrepetibles.

Así que, por favor, la próxima vez que pase por su mente la terrible frase “NO ME DA MI LUGAR”, piense que su lugar se lo debe dar usted misma, si le cede esa responsabilidad a los demás, seguramente tendrá el lugar que ellos quieran darle.

Piense de manera egoísta y defienda su lugar, ese que construye a base de sus acciones y de sus valores.

POSDATA

Si aún tiene a sus viejos abrácelos, visítelos, llámelos, porque después será demasiado tarde. La vida pasa en un abrir y cerrar de ojos y a veces ni siquiera nos damos cuenta en qué momento se nos van las personas que queremos.

Abusando de su generosidad estimado lector, quiero dedicar este comentario a mi tío Ricardo Tapia quien hace apenas unos días partió al Cielo para encontrarse con mis abuelos.

Se que está en un lugar mucho mejor pero lamento no haber estado más cerca de él en el último año.

Como a muchos, los pretextos como el trabajo, la distancia y la falta de tiempo me privaron de conversar con él en sus últimos días.

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Check Also
Close
Back to top button